domingo, 19 de febrero de 2012

Con fuentes ficticias las historias son lo que tú quieres que sean

PR_15240212_Glass             David Soriano Sanz


En el año 1998 la revista “The New Republic” vivió uno de los mayores escándalos periodísticos recordados hasta la fecha. Stephen Glass, un joven periodista, exigente y perfeccionista, salía del anonimato por publicar artículos falsos para dicha revista. Los relatos del redactor de "Highland Park" eran fantásticos, soberbios, pero sobre todo ilusorios e imaginarios, pues recibió el alago de muchas personas del mundo periodístico gracias a la invención de historias, con fuentes inventadas y creando escenarios sólo existentes en su mente.

Adam Penenberg, escritor en la revista digital “Forbes.com” fue el que inició las investigaciones sobre la veracidad o existencia de las fuentes de Glass, depués de leer “Hack Heaven”, el artículo que hablaba sobre un hacker de 15 años que penetraba con facilidad en las webs de grandes empresas y éstas querían contratar sus servicios. Dicha fuentes eran ficticias y aunque Glass intentó crear una coartada excusándose en el engaño de sus fuentes tuvo que reconocer que inventaba sus escritos. Finalmente, reconoció haber falsificado 27 de los 41 artículos de la prestigiosa revista.


Stephen Glass
Para Stephen Glass “son las personas las que cuentan las historias”. Él huía del periodismo político, intentaba darles un toque humano a sus artículos, pero quizá eran tan increíbles por la razón de ser creados en una realidad no existente.

Los directores deben proteger a sus redactores”. Glass no se cansó de repetirlo en sus estancia en “The New Republic”, quizá por temor a que sus jefes pusieran en entredicho la autenticidad de sus escritos, como finalmente ocurrió.
Portada de "The New Republi

A la redacción de la revista les exigían que comprobasen los posibles fallos de sus compañeros. Stephen era exigente con los demás, pero dice mucho de lo calculado que lo tenía todo el que fuera un periodista de otro medio y no del suyo propio el que le desnudara.

Los informadores crean el discurso periodístico gracias a las fuentes, que son de vital importancia para documentar los sucesos. Glass debió de pensar que lo que le ofrecían sus fuentes no era suficientemente importante o relevante para la opinión pública y escribió relatos que podían haber sido totalmente ciertos, pero que no supo encontrar objetivamente.

Forbes.com fue un ejemplo de trabajo bien hecho. En vez de tirar piedras al tejado de la competencia y lanzar rumores más que posibles pero no seguros (actos estos que cada vez ocupan más espacio en las páginas de las revistas o periódicos mundiales) dieron un ejemplo de ética, primero afianzando sus sospechas con duras investigaciones de campo y después publicando la información después de comentarla con los afectados. De ahí, que se pueda concluir que esas indagaciones se publicaron por ser relevantes y no por tratar de hundir a la competencia.

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