martes, 8 de noviembre de 2011

Agur ETA. Agur Espainia? (I): La prensa.


Práctica voluntaria

El pasado veinte de octubre la banda terrorista ETA anunció “el cese definitivo de la actividad armada” después de más de cincuenta años de crímenes, secuestros y extorsión.
La noticia, de alcance internacional, tuvo muy diferentes enfoques según el medio de comunicación. Analizaremos aquí, sin ánimo de ser exhaustivos, las dos principales cabeceras de nuestro país: EL PAÍS y EL MUNDO.

El diario de PRISA titula “El fin del terror” a cinco columnas y en el epígrafe, en mayúsculas, aclara: “ETA DEJA LAS ARMAS TRAS 43 AÑOS DE VIOLENCIA Y 829 VÍCTIMAS”. La imagen principal de la portada, sin embargo, es para la muerte del dictador libio Muamar el Gadafi. También, aunque a un tamaño mucho menor y ya debajo del cuerpo del texto, destaca un fotograma “del vídeo en el que los etarras anunciaron el fin de la violencia”.

El subtítulo lo dedican a citar partes del comunicado etarra y al Presidente del Gobierno (“Una victoria de la democracia, la ley y la razón”). El periódico asigna diecinueve páginas a la noticia, excluyendo portada, editorial y “La cuarta página”, o tribuna destacada del día. 
El contenido, completísimo, va desde la crónica de Luis R. Aizpiolea en la que contextualiza el comunicado, hasta las reacciones del Partido Popular y los “partidos minoritarios”, pasando por reportajes (“Cese definitivo: cómo y por qué hemos llegado hasta aquí”, “Las 700 consecuencias del conflicto”, sobre los presos o la situación actual de la banda: “50 terroristas(…) en la asfixia económica”), testimonios de las víctimas, abundante opinión (el filósofo Savater, el expresidente del parlamento vasco Atutxa, los periodistas Josep Ramoneda y Javier Pradera, el sociólogo Ignacio Sánchez-Cuenca y el historiador Santos Juliá) y tres infografías, una de ellas a doble página en la que se detallan todos los crímenes de la banda.

En relación a la línea editorial, a los matices ideológicos, el medio se muestra razonablemente seguro de que, efectivamente, el terrorismo ha escrito su epitafio; “Punto final a la pesadilla” titula su editorial. Igualmente señala, a cuatro columnas, a Rubalcaba como “el ministro que acorraló a ETA”. 
Del líder de la oposición destaca que “ignora al PP más duro” al señalar el líder del PP que “no hubo concesiones políticas”.
Cabe destacar también el empleo de la palabra “violencia” sin entrecomillado a para referirse al terrorismo etarra, cosa ésta que podría interpretarse como una concesión a la terminología abertzale.

La noticia en el diario de Unidad Editorial se aborda de manera sensiblemente diferente. 
La imagen del comunicado etarra, al contrario que en EL PAÍS, ocupa un lugar preferente y relega la fotografía de Gadafi, asesinado, a un segundo plano. 
El titular “ETA alardea de sus asesinatos y emplaza al Gobierno a negociar” no hace referencia directa al final del terrorismo (aunque sí el antetítulo). El subtítulo contiene un extracto del comunicado que hace referencia a lo que los terroristas llaman “compañeros(…) que han sufrido la cárcel o el exilio”. Aún en portada, y como destacados, se muestran las primeras reacciones del Presidente, el líder de la oposición y la diputada de UPyD Rosa Díez
Ya en el interior del periódico, son doce –nueve menos que EL PAÍS- las páginas que EL MUNDO dedica al hecho noticioso (excluyendo Editorial, portada y “Tribuna” (Joseba Arregui)) destaca una reproducción fascímil del comunicado y un análisis exhaustivo de todo cuanto pudiera parecer ambiguo, que para el periódico es mucho. Reacciones de los partidos, de las víctimas, un recorrido histórico del terrorismo etarra en España, un análisis de la situación actual de la banda (“Apenas 50 terroristas”) y una infografía a doble página en la que se detallan diferentes aspectos de la actividad criminal: asesinados, procedencia de éstos, jefes de la ETA, contexto político y presos etarras.
En relación a la interpretación, a la opinión que del comunicado hace EL MUNDO, el titular de su Editorial resulta esclarecedor: “ETA mueve ficha de cara a las elecciones”; y dentro del mismo destacan “Sorprende la reacción de Rajoy de celebrar el comunicado de ETA asegurando que se ha producido sin ningún tipo de cesión política”. E igualmente “(…) la ausencia de atentados no supone la desaparición de ETA, que sólo será verdadera cuando entregue las armas y se autodisuelva (…)”.
Casi sin excepciones la opinión del medio abunda en el mismo escepticismo, ejemplo de ello es la columna del vicedirector García Abadillo: “¿Final de ETA?”. Escriben, además, Federico Jiménez Losantos, Arcadi Espada, Santiago González, Justino Sinova (“Si ETA dice que el cese de su actividad armada es “definitivo”, ¿para qué son las armas que no entrega?”), David Gistau y el arriba citado Joseba Arregui.

En general, estas dos posturas, (alivio, aunque contenido, en EL PAÍS; escepticismo y sospechas de electoralismo en EL MUNDO) tienen su prolongación en el resto de cabeceras nacionales, según adscripciones ideológicas.

El Periódico titula su portada –sin fotografía, aunque muy gráfica-  con un rotundo “ETA claudica”. Público, con portada y contraportada unidas, y a través de un atractivo recurso gráfico se despide del terrorismo: “Agur, ETA”. La Vanguardia va incluso más allá: “ETA deja las armas”, titular que ha resultado controvertido por su inexactitud. ABC, en la línea de EL MUNDO, obvia el hecho más importante (“cese definitivo”) en su titular de portada y anuncia: “ETA ni se disuelve ni entrega las armas”. LA RAZÓN, sin embargo, sí incluye “ETA cesa su actividad armada” pero a continuación, en el mismo titular, advierte “sin entregar las armas”.


Público, haciendo gala de su exitoso diseño

En definitiva estamos ante un hecho noticioso de trascendencia histórica cuya interpretación por parte de las diferentes cabeceras españolas evidencia la parcialidad, el sesgo o la orientación ideológica que caracteriza a nuestra prensa escrita. 

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