domingo, 27 de noviembre de 2011

Pensar globalmente, actuar localmente.

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Resulta sintomático que el periodista Daniel Akst, en un pretendido artículo en defensa de los medios locales, empiece por decir que “Si pienesas que los periódicos locales son malos(…) la vida sin ellos es peor”. Esto es, no pretende combatir –no al menos en esta oración inaugural- la idea generalizada de que la prensa local es de menos calidad, simplemente señala que la vida sin este tipo de prensa sería peor. No parece demasiado alentador.

Akst procura, sin embargo, reivindicar, con ejemplos, el papel de la información local en un mundo global. Uno de esos ejemplos es el Register-Satr, diari neoyorkino que, en opinión del autor, merece elogios por su dignidad periodística y por su vocación de servicio. Una plantilla reducida pero comprometida, alejada del manto protector de la administración pública y sin otra aspiración que informar a su comunidad debería ser suficiente para sobrevivir frente los grandes. Una opinión legítima, pero quizá algo romántica y, sobre todo, contracultural en tanto rema contracorriente en el río de la globalización. Y he aquí el quid del asunto: la globalización. Es éste, el debate mediático, tan sólo una arista más de la enorme realidad globalizadora en la que vivimos.

Profesor Philip Meyer
Cabe destacar la referencia al libro “The Vanishing Newspaper: Saving Journalism in the Information Age” del profesor Philip Meyer que abunda en las tesis de Akst y que, como dato “sorprendente”, desvela la querencia de los grandes medios por las noticias de carácer local. Aquello de pensar globalmente y actuar localmente.

Daniel Akst, no obstante, y muy en la línea de la tradición norteamericana, no renuncia al beneficio económico, es más, es de la opinión que es éste el único motor que debería mover la maquinaria de un diario local. Repudia como “terrorífica” la idea de obtener apoyo gubernamental.
Describe por tanto unas aspiraciones que, al menos en lo que a lo económico se refiere, distan mucho de la realidad de la prensa española, penetrada absolutamente por la administración y, en muchos casos, sostenida exclusivamente por ella.

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