Ficha técnica del libro:
Nombre: El fin de una época
Autor: Iñaki Gabilondo
Editorial: Barril y Barral
Primera edición: septiembre de 2011
Género: Reflexión
Nº de páginas: 174
ISBN: 978-84-9989-124-8
Argumento:
El
periodista Iñaki Gabilondo cuenta y explica la actualidad periodística a través
de su propia experiencia.
Empieza el
libro haciendo una crítica a la gente que se dedica escoger las noticias del
día, a quién decide si un suceso cabe en un periódico o por el contrario se queda
fuera sin que nadie se entere de lo que sucede. Para Gabilondo estas noticias
tienen un fuerte calado ideológico, además de que muchas veces ya no se puede
distinguir entre información y publicidad.
Dice también
que en el periodismo de hoy en día se está imponiendo la forma de contar las
noticias de la prensa escrita, nadie innova, ni radios ni televisiones aportan
un lenguaje informativo nuevo. De los intereses económicos del periodismo
advierte que se está haciendo cualquier cosa porque una empresa sea rentable,
como cubrir puestos de trabajo con continuos becarios.
Para él, la
máxima del periodista es no perder nunca sus principios éticos, lo que implica
no faltar nunca a la verdad. Debe alejarse de sus intereses políticos y
escribir los artículos conociendo lo que se está contando, pues acusa a algunos
compañeros de profesión de escribir todo mecánicamente. Declara que hay que
mantener una distancia, lo que denomina “la distancia del puercoespín”, sobretodo con los políticos, porque en está profesión los amiguismos no son nada bueno.
De la gente
que consume información analiza dos tipos diferentes. El que acude a los medios
a estar informado o el que lee la prensa para reafirmar su opinión política.
Esto último ocurre bastante en España, por las posiciones tan polarizadas que
existen en este ámbito.
Define al
periodismo como “la segundo voz”, y sostiene que no debe moverse de ahí. Acusa
a algunos periodistas como Pedro J. Ramírez de querer tener un protagonismo que
no pueden alcanzar por el simple hecho de que ellos son los que cuentan las
cosas, no los protagonistas de los acontecimientos.
Gabilondo se
entristece al observar lo desprestigiado que está el periodismo, por las
estrategias políticas y económicas que hay detrás y denuncia a periodistas comoFederico J. Losantos de ser uno de esas personas que hacen mal al periodismo.
De los
gabinetes de información declara que están acabando con el buen periodismo, ya
que empresas privadas y políticos se encargan de realizar las noticias de esta
forma. Los periodistas ya no van a buscar las noticias, es mucho más cómodo y
económico recibirlas por fax y transcribirlas.
Siente una
especial melancolía por el papel del enviado especial. Las empresas ya no se
gastan el dinero en enviar a gente al extranjero, pero los que lo hacen
obtienen unos reportajes magníficos, pero claro, no compensa económicamente,
por lo que parece que al periodismo que ansiaba Kapuscinsky le queda poco
futuro.
![]() |
Iñaki Gabilondo |
Para
Gabilondo el ciudadano va a necesitar una contextualización de los hechos, gente
que interprete, de ahí nace el género de opinión. Esto no es un inconveniente,
pues todo el mundo tiene un sentir diferente. Pero para él, el problema llega
cuando se interpreta acorde con tu criterio, pues estás sesgando la
información.
En la parte final
del libro Gabilondo cuenta una especie de biografía laboral, e incluye alguna
anécdota. Relata su paso por la Cadena Ser, las personas de las que recibió
influencias... También dedica los últimos capítulos a hacer una reflexión sobre
periodismo actual, sobre la televisión pública, sobre revistas más
especializadas como “Foreign Policy”.
El capítulo
final, que lleva el nombre del libro, está lleno de melancolía. Es un análisis
introspectivo sobre cómo ha sido y cómo cree Gabilondo que será el periodismo,
del que se lamenta que se vaya a perder esa visión romántica que tanto tiempo
perduró en los medios de comunicación.
Valoración personal
Es un libro
lleno de sentimientos, lo que es de agradecer. Yo he acogido estas líneas de
Gabilondo como un alumno que escucha atentamente a su profesor, pues no se me
ocurre ahora mismo una mejor voz de la experiencia que ésta.
Probablemente
éste sea uno de los mejores libros que un futuro periodista pueda leer, pues
empaparse de los conocimientos y experiencias del autor es uno de los mejores
ejercicios que se puedan realizar en una facultad de periodismo.
Dice
Gabilondo que el periodismo no se enseña en las universidades, sino que se
aprende en la calle, con la experiencia, dialogando con los demás. Yo estoy de
acuerdo, las facultades dejan mucho que desear, aunque tampoco comulgo con la
idea de que el periodismo se aprende en las redacciones. En este país cada vez
se hace peor periodismo, y por ese motivo no se puede pretender que te enseñen
el oficio instruyéndote en la transcripción de notas de prensa, en la no
citación de fuentes cuando la información proviene de otros medios o en
publicar según los intereses de algunos políticos.
Si he de
hacer alguna crítica negativa al libro, sería la falta de realismo, es decir,
no hay espacio a la reflexión sobre los periodistas que están bastante formados
y no encuentran un trabajo digno, de los ínfimos sueldos que algunas empresas
se atreven a ofrecer, o de la poca profesionalización del periodismo que existe
en determinados medios de comunicación.
Citas interesantes
Siempre
habrá alguien que tiene algo que contar y alguien que tendrá interés en conocer
ese algo. Eso es lo único que importa.
Si yo fuera
profesor de periodismo, pondría a mis alumnos una asignatura llamada “los
demás”.
Los
ciudadanos, a mi juicio, demandan una información por el mismo hecho de que ya
la han incorporado a su rutina.
“A partir de
lo que dijera Gabilondo, yo diría lo contrario, porque mi misión era provocarle”.
¿Por qué el
Congo y la guerra del coltán, donde ya han muerto 5 millones de personas, no
son noticia ni se coloca el foco sobre ellos?
Por eso, lo
que más me inquieta del futuro del periodismo es que haya personas que sin
ningún interés en lo que le sucede a los demás.
Yo me puedo
sentir comprometido con aquellos que me sigan porque creen que tengo una mirada
progresista sobre la realidad, pero nunca me comprometería con los que pensaran
que debo ofrecer la interpretación socialista de la realidad.
Un tópico
que la realidad ha ido desmitificando tiene que ver con la posibilidad que
ofrecen las nuevas tecnología de que cualquier persona puede intervenir en la
creación de opinión.
Mis dos
ideas fundamentales siempre han sido el oyente y el trabajo en equipo.
Lo que
suceda en mi futuro profesional, venga como venga, se acomodará a los
artilugios técnicos del momento, pero jamás se adecuará a la lógica interna que
subyace en muchos de estos juegos, pues yo pienso morirme siendo uno de los
nuestros.
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