lunes, 9 de abril de 2012

¿Es necesario?

PR_VOLUNTARIA Rafael Núñez Huesca


Informe semanal ha emitido esta semana su programa número dos mil. Mundialmente premiado y exportado a más de una docena semanal, Informe semanal reúne todas las semanas, desde hace treinta años, a casi tres millones de espectadores alrededor de la televisión. 
Con una sintonía que ha permanecido invariable y una cabecera reconocible, el programa decano de la televisión española ha trascendido lo estrictamente informativo para establecer vínculos sentimentales con millones de españoles que, como es mi caso, han crecido con los reportajes de Informe Semanal. 


A mi humilde entender, el periodismo patrio cuenta con una serie de productos que pueden considerarse motivo de orgullo para la profesión, a saber: el diario EL PAÍS, la radio española en su conjunto, el centenario ABC, la extinta CNN+, la industria editorial de revistas, la investigación de EL MUNDO (y quizá también su página web, la más visitada en lengua española) y, por encima de todos ellos, Informe Semanal.


Y si grandes han sido y son muchos de los productos periodísticos españoles, nuestro país también ha dado notables profesionales a este viejo oficio, verbigracia Ángela Rodicio, reportera de guerra, multipremiada y autora del reportaje que emitió Informe Semanal el pasado sábado siete de abril.


La pieza, titulada 20 años de Bosnia, vulve la vista atrás hacia el conflicto bélico de los Balcanes donde la reportera española permaneció cuatro años de corresponsal en lo que para ella supuso "el Vietnam de su generación". 


Resulta, como casi siempre, un reportaje mayúsculo, pero también de una crudeza explícita casi insoportable. Alguien podría alegar: "como son las guerras". Y otro alguien responder: "Yo sólo quiero informarme, y para eso no es necesario mostrar tal colección de vísceras".


Se trata, como sabemos, de un viejo debate periodístico irresoluto. 


La presentadora del programa Ana Roldán advirtió de "la dureza de algunas imágenes", son estas (extraídas directamente de 20 años de Bosnia):















¿Son necesarias?, ¿todas?, ¿aportan valor informativo?, ¿pueden herir la sensibilidad del espectador?, ¿y de las familias de grabados?, ¿no emitirlas sería autoncensura?, ¿sería adoptar una actitud paternalista?

Honestamente: no lo sé.

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